Se encuentra usted aquí

Blog: "Entre el mate y la rambla", en Uruguay

 
Bueno, primero que todo si estás leyendo esto es porque hay un interés en ti de realizar un intercambio, interés que también tuve alguna vez y hoy en día pude concretar y espero que tú también próximamente.
 
Me llamo Constanza Silva, me dicen Conini, estudio Publicidad y realicé el intercambio en el tercer año de mi carrera en la Universidad de la República, en Uruguay. Dentro de las opciones que tenía (Uruguay, Argentina, Brasil) me quedé con Uruguay. ¿Por qué Uruguay? Mmm, ¿por qué no? Jajaja, pero hablando enserio, es un país chiquito que no mucho se habla de él, pero tiene mucho para ofrecer. Entre ello, el aire más limpio de Latinoamérica y unos mates a la orilla de la rambla (playa) que, junto al atardecer y buena compañía, se vuelve panorama.
 
Si soy súper sincera, nunca tuve en mi mente un intercambio, alguna vez lo pensé muy a lo lejos o comenté con amigos respecto al tema, pero como clase social media, sabía que se necesitaba mucho dinero para concretarlo y no lo tenía. Un día X, apareció en mi Instagram una publicación de Usach Internacional en donde invitaban a postular a un programa que cubría todos los gastos grandes (pasajes, estadía y alimentación) y en un acto de impulsividad, aburrida de la rutina y en búsqueda de sensaciones nuevas, postulé. Luego del papeleo correspondiente, me llegó la noticia de que había sido seleccionada. Y la asimilación de lo que iba a vivir llegó recién cuando pisé suelo uruguayo. 
 
Las primeras sensaciones al llegar aquí fueron de adrenalina e incertidumbre. ¿Dónde tengo que ir? ¿Dónde queda mi residencia? No tenía internet al inicio por lo que, como buena generación Z, sin Google Maps y redes sociales entro en pánico jajajaj. ¿Y si me asaltan? No puede venir mi familia rápidamente. ¿Qué son los pesos uruguayos? ¿Esto será caro o barato? ¿Notarán que soy extranjera?  Y así un sinfín de pensamientos ansiosos que como pueden ver, los superé y me tienen aquí escribiéndoles mi experiencia.
 
Siguiendo con las primeras sensaciones, una vez instalada en mi residencia estudiantil y haber ordenado mis cosas en el nuevo hogar temporal que tendría, llegó el meme ¿Y ahora qué? Me entró una pena y lloré toda la primera noche. Solo quería volver a mi cómoda pieza de Chile, con mi familia y amigues. Ya al despertar, decidí salir a recorrer la ciudad y quedé maravillada con lo bella que es. Tener mar tan cerca me fascinó (soy de Santiago) y me sentía con todo el fua para esta nueva experiencia.  
 
Si eliges la opción de residencia estudiantil, te recomiendo que averigües bien sobre las que te interesen y que no te quedes con lo que te vende el dueño o las páginas webs oficiales, con fotos hermosas y retocadas. Te recomiendo que leas los comentarios que deja la gente junto a sus testimonios y si puedes comunicarte con alguno para saber, aún mejor. Esto lo digo porque por lo menos en el país que escogí, hay muchas residencias estudiantiles ya que, al ser un país chiquito y centralizado, todas las personas del interior que no viven en la capital de Montevideo deben migrar para acá si deciden estudiar en la universidad, pues todas se encuentran aquí. No obstante, muchas residencias están en mal estado o no son lo que te ofrecen por internet. Yo tuve la suerte de caer en un buen lugar dentro de todo, que me permite estudiar y residir tranquila, pero otros compañeros no tuvieron la misma suerte al inicio. Como recomendación muy personal, si tienes los medios para arrendar algo particular (Airbnb, booking etc.) con algún amigue o compañero que vaya a realizar el intercambio en el mismo lugar que tú, hazlo para más comodidad y espacio personal. Si no, no te preocupes, que estando en una buena residencia, la experiencia se vuelve grata. Muchos estudiantes toman esta opción y convives con jóvenes que se encuentran en tu misma situación y se pueden volver un apoyo diario para amortiguar estar lejos de tu hogar. 
 
Siguiendo con mi experiencia, los choques culturales más grandes los sentí cuando comencé a relacionarme con gente uruguaya y de otros países. Mi programa de intercambio, ESCALA AUGM, se encargó de mantenernos en constante contacto mediante grupos de WhatsApp y actividades extraprogramáticas para conocernos entre nosotros. Conocí brasileros, mexicanos, argentinos, colombianos, paraguayos y así un sinfín de otros hermosos países a través de estas personitas que se encontraban viviendo la misma experiencia que yo. El programa cubría la alimentación por medio de brindar la opción de asistir a un comedor universitario a la hora de almorzar y cenar. Es aquí donde más compartí e intercambié cultura, al final de cuentas ves a esos jóvenes todos los días y se vuelven parte de tu “familia y amigues”. 
 
Ya pasando al ámbito estudiantil, aquí en Uruguay la educación es gratis y no sé si sea por ese motivo, pero los cursos que tomé en su mayoría eran muy masivos (520 estudiantes) y no siempre el aula tenía la capacidad para todos, por lo mismo tenían un muy buen manejo de la plataforma virtual, en donde estaba todo ordenado y distribuido para tener accesible todo el contenido del ramo sin necesidad de haber asistido presencial a la clase. La escala de evaluaciones es del 1 al 12 y hasta el día de hoy, no la entiendo bien jajaj. Pero se logró gente, pasé todos mis ramos. Yo soy una persona que se exige bastante en la universidad, me gusta tener muy buenas notas e intentar sobresalir, no obstante, en el extranjero se viven tantas emociones, sensaciones tanto dulces como agriaz, que decidí por salud mental no sobre exigirme. Me costó entenderlo al inicio, pero el hecho de irte sola a un nuevo lugar, tan lejos de tu familia y gente, con nuevas rutinas, nuevas costumbres, es un hito muy valiente y requiere energía diaria del que decide hacerlo.
 
Mi mayor consejo sería que si decides realizar el intercambio, no dejes pasar experiencias que se te presenten ahí, que podrían ser únicas por quedarte estudiando horas y horas. No me malinterpreten, no digo que no hay que dedicarle un tiempo necesario a cumplir nuestras obligaciones académicas, pues a eso venimos principalmente a un intercambio estudiantil, pero también hay que dedicarle tiempo a disfrutar de la tremenda experiencia que estarás viviendo con paisajes y personas de todo el mundo. La vida es una, nadie sabe qué pasará el día de mañana y nunca serás tan joven como el día de hoy viviendo aventuras en un país distinto a Chile.
 
No es fácil salir de la comodidad y tu metro cuadrado, da mucho miedo y me atrevería a decir que ese miedo nunca se va, pero no dejes que te frene a seguir tus sueños y buscar nuevos rumbos. Es una experiencia tremenda para aprender a estar contigo mismo, fuera de lo cliché que suena esa frase. Si bien es un trabajo constante y se desarrolla durante toda la vida, me atrevería a decir que el intercambio si me mostró facetas y muchas cosas de las que soy capaz que antes no lograba ver, junto a otras que me cuestan más por lo que ahora ya soy consciente y podré trabajar para ser la mejor versión de mí misma tanto académicamente como para la vida.